La gran batalla libros
reales, libros virtuales
¿Libros o e-books? Una
pregunta que hacemos los lectores a la hora de leer. La respuesta parece
simple, si caemos en dichos populares como “nada mejor que el papel”, “no puedo
leer en la pantalla, me cansa la vista”. La respuesta se complejiza cuando los
lectores consumen libros a ritmo voraz. Ningún formato se excluye. Pues no.
Determinados materiales solo se consiguen en formato digital, y si al lector le
incomoda la pantalla, sencillamente lo imprime, prescindiendo de una buena
encuadernación. Por otra parte, existen muchas redes sociales que permiten la
compra de libros en formato papel, que facilitan a los lectores la adquisición
del libro, y muchas veces es más fácil que lo imaginado.
Ahora bien, cuando el
acceso al libro digital es de forma gratuita, los lectores pueden aprovechar al
máximo esta gratuidad, y tener acceso a muchísimos libros de género variado.
Los lectores así, se sumergen en una maraña de posibilidades lectoras: los
lectores se devoran el libro, retacean
lecturas, solo se quedan con el título,
o bien, si no “los atrapó”, pues dejan la lectura y ya, pueden pasar a otro
libro. Esta es una ventaja, dado que el lector se ahorra bastante dinero, pero
también es una desventaja porque el libro pasa a ser un objeto descartable, que
puede tirarse al primer cambio de humor.
El libro en papel,
desde ya, marca otra presencia. La presencia de la editorial, su línea, el
autor, la encuadernación. El libro se vuelve institución y el lector se ajusta
a una lectura más comprometida.
En segundo término,
cabe preguntarse ¿en qué contextos los libros hacen alarde de su existencia?
Por un lado, el gran magma de internet,
inundada por el megaproceso de la información. Por el otro, las
librerías, las bibliotecas, los centros de enseñanza, las religiones, etc. Nos
acercamos a dos mundos, uno virtual, otro concreto. El lector sentirá más
comodidad tanto en uno como en otro.
Podemos, entonces, anunciar que no hay batalla entre formatos,
puesto que los territorios están bien definidos, no hay ataques ni guerras,
ambos “mundos” se necesitan. Un lector conoce un autor por una red social, y
luego encuentra un libro del mismo autor; un youtuber menciona un libro que
leyó, y luego sus seguidores lo consumen por un link de descarga; un maestro recomienda
ciertos libros en formato PDF para facilitar su lectura, pero muchos deciden
conseguir el formato papel.
Otro aspecto, no
menor, es la capacidad económica de lector para acceder a un libro (ya sea
virtual o en papel) y las políticas de mercado vigentes en cada región. Comprar
un libro puede ser lujo para muchos, para
otros una necesidad ineludible, así como también algo inaccesible para muchos lectores.
También entra en juego la ley de la oferta y la demanda, y los lectores deben
decidir qué formato es el más económico.
En fin, para nada
enemigos, tanto libros electrónicos como en papel, son el habitáculo de un
saber, que se promocionan así mismos. Los lectores no encuentran diferencias,
cuando el deseo que prima es leer.
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