Carlos Pablo Cocciolo

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sábado, 29 de diciembre de 2018

la vida es sueño. CALDERÓN DE LA BARCA



¡Ay mísero de mí...!

[Soliloquio: Fragmento de La vida es sueño]

Pedro Calderón de la Barca



¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

Apurar, cielos, pretendo,

ya que me tratáis así

qué delito cometí

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido.

Bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor;

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido.



Sólo quisiera saber

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos,

el delito de nacer),

qué más os pude ofender

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron,

¿qué privilegios tuvieron

qué yo no gocé jamás?



Nace el ave, y con las galas

que le dan belleza suma,

apenas es flor de pluma

o ramillete con alas,

cuando las etéreas salas

corta con velocidad,

negándose a la piedad

del nido que deja en calma;

¿y teniendo yo más alma,

tengo menos libertad?



Nace el bruto, y con la piel

que dibujan manchas bellas,

apenas signo es de estrellas

(gracias al docto pincel),

cuando, atrevida y crüel

la humana necesidad

le enseña a tener crueldad,

monstruo de su laberinto;

¿y yo, con mejor instinto,

tengo menos libertad?



Nace el pez, que no respira,

aborto de ovas y lamas,

y apenas, bajel de escamas,

sobre las ondas se mira,

cuando a todas partes gira,

midiendo la inmensidad

de tanta capacidad

como le da el centro frío;

¿y yo, con más albedrío,

tengo menos libertad?



Nace el arroyo, culebra

que entre flores se desata,

y apenas, sierpe de plata,

entre las flores se quiebra,

cuando músico celebra

de las flores la piedad

que le dan la majestad

del campo abierto a su huida;

¿y teniendo yo más vida

tengo menos libertad?



En llegando a esta pasión,

un volcán, un Etna hecho,

quisiera sacar del pecho

pedazos del corazón.

¿Qué ley, justicia o razón,

negar a los hombres sabe

privilegio tan süave,

excepción tan principal,

que Dios le ha dado a un cristal,

a un pez, a un bruto y a un ave?



Sueña el rey que es rey

[Soliloquio: Fragmento de La vida es sueño]

Pedro Calderón de la Barca



  Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe,

y en cenizas le convierte

la muerte, ¡desdicha fuerte!

¿Que hay quien intente reinar,

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte?

  Sueña el rico en su riqueza,

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.



  Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida?  Un frenesí.

¿Qué es la vida?  Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

OVEJA NEGRA, poema por Carlos Cocciolo

oveja negra

oveja filogenética, 
oveja desaliñada, que provoca con su mirada, 
que no salta de sueño en sueño
que es fundamentalmente: negra:
ovejas negras que sí las hay, en toda familia...
en todo lugar, 

son ovejas filósofas y filosas,
tienen una apariencia oscura, pero quieren saltar,
llegan tarde a todos lados,
reniegan de ser oveja-producto-serviles-discípulas,
ovejas del buen pastor,
no quieren ser.
son así, y hay pocas reconocidas en la historia. que solo homenajea
después La vida. recordando poco y falsificando lo mejor.

Gómez Cigariillo, por Carlos Cocciolo


Baldomero Gómez Cigariillo es un hombre poco habitual. Tiene sus utopías tan metidas en la cabeza, que parece tanto un visionario como un drogado. Baldomero detesta la frígidez de la vida. Prefiere llamarse y hacerse llamar  Gómez, cuando está en su pueblo, porque su apellido le asquea y le parece el más fumado del mundo.
Cuentan las malas lenguas que le hicieron un juicio por corrupción de palabras y que tuvo que radicarse en City Vill, una villa taxi del gran Google hope. Pero para mí se lo llevaron preso y quién sabe dónde está.
Baldomero dejó dos hijos sin padre, dejó un padre sin hijo, una madre sin hijo,  una esposa sin padre, una madre sin padre: un quilombo.

Dejó un libro de poesías nunca editado, ni por las tapas, dedicado a Anónimo Desértico Pérez, un amigo de la vida.
También dejó un florero a María Antonieta de las Naves, con flores artificiales, para que no tuviera que regarlas.

Dicen que desapareció repentinamente, a un millón de años luz. Yo creo que lo conocí, muchas veces pensé que se trataba de un mendigo.

Niunamenos, por Carlos Cocciolo


Niunamenos, por Carlos Cocciolo

En medio de una ciudad de aspecto alcohólico. Boliches, boliches-antros. Suciedad por doquier. Los hombres de la noche blanca han dejado sus huellas. Veo que arrojan un cadáver amatambrado en una bolsa. ¿acaso los cuerpos no tienen alma? ¿acaso un cuerpo independientemente de su sexo no tiene alma? No me sorprende –paradójicamente- que el muerto esté tirado en la calle y  que unos hombres haciéndose los tontos (y extrañamente voraces-macho) en un auto poco lujoso manden arbitrariamente. La vida es una suerte de dados. Como a un perro lo arrojan, lo tiran  ausente de vida, ¿sería una mujer trans? – me pregunto. Imagino que usaron su cuerpo a más no poder, y ahora formaba parte del deshecho carnicero que llevarían los empleados municipales. Camino despavoridamente. Esto es un infierno humano. Me para un hombre de aspecto policíaco. Sigo de largo. Lo evito, no quiero problemas, no quiero que me interrogue, no quiero tener parte en el delito. Me agito, veo mis pies que se agitan de fastidio. Mis zapatos sucios. Las veredas visten apocalípticas de papeles. Basura. Basura. Basura. Necesito de Lucas, mi amor. Y él no está. Está enojado. ¿Estará enojado? Siento su enojo en mis venas, sé que de alguna manera le fallé. Tengo la sensación de que se fue con otra. Sigo caminando. No sé si lo estoy buscando o qué. Caminar es la única que te queda cuando no sabés para dónde vas. Llego a una Iglesia que ya he visto en otros sueños. Ocupa toda una manzana, viste de opulencia inadvertida, si bien su arquitectura es en tono cuadrado. Es una iglesia Evangelista. Sale el Pastor, que vive en frente de la iglesia, en una casa relativamente humilde y habla conmigo.  Viéndome en una situación embarazosa, intercambiamos opiniones. ¿por qué él estaba ahí? ¿qué me había llevado a encontrarlo? Le pido ayuda. Rápidamente él capta y entiende la situación, -ya lo sé, debes hablar con la vieja. Y me da dinero y una bicicleta. El Pastor me da unas palabras de aliento. Y empieza a llegar gente para hablar con él. Me voy.  El diablo enigmático y reiterativo se me aparece. Me dice algo risueño, algo como… queloqueyolepedíesahoraélmismoenmí. Que mi pedido es él. Que lo que pida lo tengo, pero es él en mi cuerpo el que manda.  No hago caso a lo que pienso. Ahora mi objetivo es hacer llegar  a la vieja.  Llego hasta su maldita casa, intuía cómo localizar la casa. La reconozco de inmediato: casa de dos pisos, jardín cuidado, tejas.  Golpeo las manos desde la calle. Ella pareciera no estar. Salen perros. Todo, siempre, transcurre de noche. Salen perros que quieren morderme ferozmente. Escapo. Veo un hombre que alienta  en los perros su deseo de morderme. La casa de la vieja está en un barrio pobre. Ergo: Los perros son feroces, asesinos, sedientos de comer carne. Me logran dañar apenas mi media de nylon. Finalmente, escapo. Siempre pienso por qué Lucas ha desaparecido. Camino y camino, como perdida. Sé que es un sueño. Pero no puedo despertar. Camino. Veo la inmundicia de la ciudad. Ruego despertar. Y finalmente creo que no es un sueño. El inconciente es una suerte de dados que no conocemos.

LA COMA Y EL PUNTO

La COMA Y EL PUNTO ×la dificultad está marcada con * (asteriscos). REPONGA PUNTOS Y COMAS Tenga en cuenta que donde está elidido (aus...